Las iglesias misionales de Chiloé : documentos
constructivos chilotes, como un importante aporte a la explicación de su peculiaridad regional. Es un empeño de excelente complementaridad a la intensa investigación heurística que ha, igualmente, llevado a cabo. porque allá donde el documento enmudece, u ofrece magros datos , la historia y la explicación (también gráfica) constructiva multiplica la información y hace más comprensible la singularidad chilota. Chiloé, sin embargo , no ha contado con demasiados cronistas: fue un espacio atendido militarmente, aunque de forma descuidada, por lo que existen bastantes informes de marinos e ingenieros y menos de otros funcionarios. La administración confiaba en que su lejanía y en los escasos recursos que poseía resultaban mejores defensas, que sostener al archipiélago con numerosas guarniciones militares y potencial artillero y naval. Chiloé tampoco ha tenido la fortuna de contar con cronistas (eclesiásticos y civiles) que describieran sus circunstancias. Y muy escasos- por no decir ninguno– fueron los viajeros que se acercaron al archipiélago con intencionalidades de curiosidad cultural durante el tiempo colonial. Y cuando se realizan viajes al suroeste del Pacífico se hacen con intencionalidades contrabandísticas o de espionaje, y no tocan las costas chilotas . Como sucede con el completo viaje del espía Amadeo Franc;ois Frézier y su visita a las costas chilenas y peruanas de 1712 a 1714, quien imprime sus impresiones en París en 1716. Chiloé no gozó, pues, de la atención de la imprenta, como tampoco de la literatura que exaltaba-con toda razón-las labores misionales en la conquista espiritual , por lo que se dificulta la reconstrucción del pasado, debiendo completarse con otras fuentes. Cuando se imprime el primer informe completo, debido a Fray Pedro González de Agüeros, en 1791, la Descripción historial de la provincia y archipiélago de Chiloé- ed itada en Madrid en la imprenta de D. Benito Cano- la frontera vecina de Arauco resultaba muy conocida, por su carácter secular de " Flandes Indiano" y motivo de la atención de poetas, militares y misioneros que habían divulgado sus experiencias , como testigos de sus afanes o de sus cautiverios . La quieta- por poco explicada y, por ende , escasamente conocida- Frontera de Chiloé ha sido , por el contrario ; resguardada aunque siga casi ignorada . Esta investigación pretende romper estos silencios atendiendo, específicamente, a Las iglesias misionales de Chiloé : el estudio de una escuela de arquitectura religiosa y tiene el mérito de adentrarse tipológicamente en el mundo chilote , explicándolo a través de sus monumentos más señalados : sin duda los más auténticos , sus iglesias , construídas en madera. formuladas en un modelo que ha seguido un proceso-bien perseguido , y dibujado , por el Equipo -: con 2 una torre-fachada con tres elementos que es de creación reciente , adosada a una (o más) naves , que proceden de un tiempo anterior . La iglesia es , sin duda , el edificio más importante del núcleo urbano colonial hispanoamericano . así fue destacado y fomentado por las autoridades civiles en sucesivas directrices y normativas, materializándose desde la fundación de cada nueva población. La urbanización de la población india se procedió, desde los principios del siglo XVI, aplicando los mismos modelos renacentistas (geométricos y vitrubianos) que a los núcleos urbanos para los españoles: con plazas centrales donde se ubicaban la iglesia y la casa parroquial, el cabildo indígena y la cárcel municipal, además de las casas de los notables del lugar. Este modelo se reparte hasta la exageración en todos los paisajes hispanoamericanos, con apenas leves- aunque, por eso, significativas- variantes. Las aldeas chilotas entran en estas diferencias, que son explicadas con mucho pormenor gráfico en esta obra. La diferencia procede de la metodología misional jesuíta llevada a cabo en el Alto Perú, donde los primeros jesuitas arribados a Juli en 1586 ensayaban un poblado, de traza regular, pero con una plaza muy descentrada, hasta situarla en un costado. Este modelo andino , creado a 4.000 metros de altitud y para indios aymaraes, fue llevado, y aplicado con idéntico éxito, a otros dos paisajes ambientalmente muy diferentes y alejados entre sí: al bosque subtropical húmedo de Paraguay y desde 1613 a la frontera, igualmente boscosa y húmeda, de Chiloé . Graziano Gasparini ha estudiado la misión guaraní, con sus precedentes andinos; Gabriel Guarda en 1984 y ahora el Equipo dirigido por el profesor Hernán Montecinos se encargan de analizar el modelo chilote. Pero aún se desconoce por qué estas variantes en la aldea indígena no fueron aplicadas por los jesuitas en las otras regiones donde ejercieron apostolado, como tampoco se conoce con certeza por qué el jesuita distorciona un modelo que se había experimentado y se aplicaba con éxito en todos los núcleos hispanoamericanos: se sabe, pues, cómo se hizo, pero se ignora el por qué, y sobre todo en un área particular. Porque en el Nuevo Reino de Granada, Venezuela , Sinaloa y Baja California las aldeas para indios dirigidas por los religiosos de la Compañía de Jesús no se diferencian de las levantadas por los otros mis ioneros (franciscanos, domínicos, agustinos, mercedarios e, incluso , capuchinos) : atentos y fieles todos a las directrices de las Nuevas Ordenanzas de Descubrim iento y Población de 1573. Los jesuitas levantaron en Chiloé las aldeas, prox1mas a las costas , así como un enjambre de capillas que regaron
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