Las iglesias misionales de Chiloé : documentos

Dalcahue y Nercón , o cielan de azul estrellado la bóveda de cañón corrido de la iglesia de Chonchi . El espacio interior de la iglesia de Santa María de Achao, es el más notable por la riqueza de sus detalles ornamentales y contrasta con la sobria expresión exterior del volumen y la torre, construída aproximadamente un siglo después . Posee una bóveda por casquetes definidos por piezas de madera talladas con motivos que se repiten en altares, muros y púlpito. La luz proveniente de la sacristía y contrasacristía -que ilumina lateralmente el presbiterio– se tamiza con celosías de madera de posible influencia mu– déjar. Esta misma ornamentación barroca también está presente en los altares del templo: columnas salomónicas, aplicaciones vegetales y cortinajes ejecutados en madera que acentúan el carácter escenográfico de los elementos. El quinto de los elementos que constituyen el tipo arquitectónico de las iglesias misionales de Chiloé co– rresponde al modelo estructural-constructivo que se ha mantenido sin variaciones hasta la fecha. El gran volumen horizontal está construído generalmente con madera de ciprés a base de pie derechos, soleras y arriostrado por diagonales sobre el cual se entabla a cuarenta y cinco grados. Unica en este sentido es la iglesia de Achao en la cual se refuerza este modelo con diagonales en sentido horizontal que arriostran los pilares de las naves la– terales . La techumbre es de dos aguas con sistema de par y nudillo del cual cuelgan los cielos y bóvedas. La torre se estructura y construye a partir de su unidad -tambor o caña- que es de base hexagonal y se van superponiendo, alternadamente, hasta un máximo de tres. A medida que ascienden hacia el chapitel, las dimensiones de las bases de las cañas van disminuyendo, con lo cual oponen menor resistencia al viento y la torre adquiere la forma aguzada que la caracteriza . Este modelo estructural-constructivo no presenta va– riaciones importantes que alteren la concepción pri– maria del esquema , salvo aquellas producidas por los cambios formales descritos anteriormente y por la desa– parición de los corredores exteriores laterales que exis– tieron en las iglesias de Achao y Quinchao y de los puntales laterales que apoyaban la estructura de la iglesia de Nercón. La vigencia de este sistema ha quedado comprobada al ejecutarse , últimamente, diversas reparaciones y res– tauraciones en las cuales se ha empleado mano de obra local . Tanto las técnicas como los sistemas estructurales y constructivos permanecen en el conocimiento de los cons– tructores chilotes de hoy, los que dominan además, las diferentes propiedades de las distintas especies de maderas nativas existentes en el archipiélago. En este sentido el conocimiento, heredado de generación en generación, asegura la supervivencia de esta escuela de arquitectura religiosa que recoge siglos de experiencia. Finalmente, además de los elementos arquitectónicos des– critos existen coincidencias formales de extraordinaria semejanza entre templos que se encuentran geográ– ficamente próximos, como es el caso de las iglesias de Qui– caví y Colo o Teupa y Terao, lo que hace aparecer la exis– tencia de sub-grupos dentro de la escuela. Este fenómeno es posible de explicar por la intervención de los mismos maestros carpinteros en ambas iglesias o simplemente la inspiración de formas de una sobre otra al momento de ser construida. Por otro lado se ha comprobado la aplicación de trazos reguladores y de proporciones áureas en los diseños de varias torres-fachadas como en Vilupulli, Dalcahue o Tenaún. No se han efectuado aún los estudios sistemáticos de estos aspectos que podrían ser considerados como otros de los elementos que conforman el tipo y ayudaría también a comprender mejor el proceso evolutivo que este fenó– meno arquitectónico-religioso ha experimentado en el archipiélago de Chiloé. Los antecedentes actuales, base de este análisis com– parativo, permite afirmar lo dicho anteriormente de en– contranos frente a una escuela de arquitectura religiosa de caracter regional la cual , además de estar asentada en los elementos descritos, permanece en la memoria colectiva de la comunidad del archipélago y también a nivel nacional. 23 . Iglesias de Colo y Ouicaví. 25

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