Casas patronales : conjuntos arquitectónicos rurales

de servicio y de las viviendas de inquilinos, afirmando su intenc ión de privacidad, al rodearlas, o a lo menos anteponerles, un "parque" diseñado para estos efec– tos . " La casa era un palac io para esos tiempos . Traída de Noruega , especia lmente encargada por mi abuelo, se levantó en medio de un parque al efecto, cuyos ár– boles aún la rodean ; mas su aspecto actual es harto dis– tinto ." (2). De gran calidad por e l cuidado de su diseño realizado por especial istas, y por la selección de sus espec ies muchas veces importadas, estos parques forman parte de nuestro paisaje rural, y las altas siluetas de arauca– ri as y palmeras señalan el lugar donde estuvo o aún permanece la Casa Patronal. "Muchos han sufrido arreglos y transformaciones y se mantienen admirable– mente; otros han desaparecido por desgrac ia , y otros se hallan en lastimoso estado de abandono, temiendo que pronto sigan e l mismo camino." (3). El quiebre con la casa tradiciona l se produce en lo p la– nimétr ico , en lo espac ial , y en lo formal y constructivo , permaneciendo en el esquema primit ivo , todas las de– pendencias anexas, como bodegas , viviendas de in– quilinos, corrales, etc. Esta casa " Palacio", que respon– de a la normal evolución cultural de un país en trans– formación por su nueva condición republicana , no es frecuente , ya que e l grueso de los conjuntos rurales mentiene su identidad anterior, lo que se refleja en al– gunas tardías construcciones del siglo XIX, como las Casas del Principal , hijuela desprendida de Lo Arcaya , en Pirque. Desde el punto formal y decorativo, a pesar de la diná– m ica actividad de los jesuitas de origen bávaro en las primeras décadas del siglo XVIII, las manifestaciones Barrocas fueron en Chile más bien de tono menor, ya que con la excepción de algunos edificios religiosos, y la ejecución eventual de portadas en capillas y caso– nas, sus señales características se aprecian más bien en los trabajos de carpintería y herrería que en la ar– quitectura propiamente, a diferencia de lo sucedido en los V irreinatos de Nueva España y del Perú , como tam– bién en el Brasil, regiones en las que durante el siglo XVIII surgió con prodigalidad una arquitectura a la que para diferenc iarla del Barroco Europeo , diversos auto– res califican como " Barroco Americano" , e incluso co– mo Barroco Andino o Mestizo, en el caso del antiguo Alto Perú. 206. Vo lumen en alquería , Santa Filomena de Lonqu én. 207. Fundo Marruecos, Padre Hurtado. 208. Hacienda Viluco, Paine. 88

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