Casas patronales : conjuntos arquitectónicos rurales
CONSTRUCCION Al mismo tiempo horizontales por la poca altura y la carencia de desniveles, y longitudinales por el predo– minio del largo sobre el ancho en los distintos volúme– nes, las construcciones de las casas son estructuras de crujía simple, con corredores que la acompañan en una o dos orientaciones, de preferencia norte y sur, y con cubiertas a dos aguas. Los materiales provienen en su mayor parte de la pro– pia hacienda . Piedra bolón para los cimientos; barro y paja para cortar los adobes; madera para labrar vigas, costaneras, dinteles, soleras, pilares, canes y sopan– das; y también para los centros, puertas y ventanas. Con arcilla de cierta calidad, se fabrican las tejas y los ladrillos para los pisos . El polvillo y la cal recubren fi– nalmente el adobe, y aseguran la unidad y.buena pre– sentación del conjunto, dentro de una expresión sen– cilla, sin ornamentac iones . Los muros de adobes exteriores consultan espesores que varían entre 0,80 m. y 1,20 m. lo que asegura una excelente aislación térmica, y generan un peso propio suficiente para resistir los esfuerzos sísmicos a condi – ción de atiesarlos a intervalos regulares con muros transversales, y que la pesada carga del envigado, tije– rales, ensordinado y tejas de la cubierta, no los deses– tabilicen . Dos o más soleras de madera incrustadas en el adobe, sobre las que se fijan las vigas, consolidan los muros en su anillo superior . Esta unión se hacía primitivamente con amarras de cuero, y una cuña de madera que caza– ba las cabezas de las vigas por el exterior de los muros. Refuerzos similares se colocaban en las esquinas críti– cas de los recintos de mayores dimensiones o altura. Los dinteles de puertas y ventanas, están formados por gruesos maderos, que sobrepasando el ancho del va– no, se apoyan en e l adobe en ambos costados . En oca– siones, algunas crucetas a 45° y pi lares adosados, cola– boran para soportar la carga . Los pisos, de ladrillos, de moldeo primitivo, se colocaban sobre arena apisona– da. La cal se adicionaba con agua de tuna para hacerla más ligosa. A partir del siglo XIX se introducen los clavos, el alambre, y las piezas de madera de escuadría . Se en– tablan los pisos y los cielos de las habitaciones y se agregan postigos y rejas de fierro forjado en las venta– nas, materiales que son ahora ajenos a la producción de la hacienda . 82
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