Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno

un espacioso paseo en cuadro. En sus calles adyacentes se situaban muy importantes edificios, como el palacio que construía el opulento comerciante y banquero Sr. Edwards. El teatro de la Victoria centro operático y de las funciones de beneficencia del puerto, la iglesia de San Agustín, el cuartel de policía, etc. Ese lugar era la plaza principal del puerto, centro de las actividades lúdicas y de fasto civil y eclesiástico, lugar de encuentro de la sociedad porteña y eje urbano del barrio del Almendral. Las remodelaciones de ese recinto se tradujeron en un singular embellecimiento y modernización del espacio. En 1872 se proyecta la colocación de cuatro faroles para iluminar el tabladillo y, al año siguiente, las nuevas variedades de arbustos para plantar allí. No obstante, será entre 1877 y 1878 el período de mayor preocupación para lograr su embellecimiento. El dato más significativo se refiere a la instalación, en 1877 , de las famosas estatuas de la plaza. El 6 de febrero es ubicada la primera, y se reclama de su emplazamiento entre los árboles porque le quitan perspectiva. Al año siguiente, sus adoquines de piedra son reemplazados por otros de madera» 6 • Valparaíso ha sido motivo de varios estudios acerca del desarrollo de su planta urbana. Un trabajo fundamental en este sentido es el de la investigadora y arquitecta MyriamWaisberg, basado en los testimonios que se conservan en la Biblioteca Nacional, en particular en el Fondo Histórico y Bibliográfico fosé Toribio Medina. Con la colaboración de su colega Sonia Martínez, se ubicaron 83 títulos correspondientes a material gráfico relacionado con esa ciudad, del que en una etapa posterior se seleccio– naron 33 que, «ordenados de manera cronológica, cubre el crecimiento de la planta de Valparaíso con intervalos razonables ... >/. La autora señala que «para los historiadores de la arquitectura, un archivo de planos constituye el repositorio documental por excelencia, por cuanto el material gráfico histórico permite, entre otros propósitos, contrastar y verificar la validez de las conclu– siones de una investigación». Es un acerto perfectamente válido. En el caso de Valparaíso puede verificarse que entre los planos levantados por D: Ramón Salazar publicados por los Sres. Santos Tornero y Cía. en 1848, y el de los oficiales de marina Luis Pomar, Luis Uribe y Álvaro Bianchi, que data de 1877, no existen grandes diferencias, en el sector que a pie de cerro va desde los almacenes fiscales hasta la av. Argentina. En cambio, en el segundo, queda patente un creciente poblamiento en el cauce de las quebradas y en la ocupación urbana de cerros como el Barón, a la que puede agregarse la aparición de un primer tratamiento del borde de mar, sin que éste alcance aún las proyecciones que en la últimas décadas del siglo lograron las instalaciones portuarias nacionales (Fig. 32). Así también, del análisis de otros planos de la década del ochenta, como el de Espinoza, o de las fotografías de Oliver, queda la certeza que la edificación masiva del anfiteatro porteño se produce después de esa época, siendo necesario entonces poner en funcionamiento sus tradicionales ascensores (Fig. 33) . La lectura del desarrollo urbano de Coquimbo, Puerto Montt, Antofagasta, Punta Arenas, Iquique, Talcahuano y Valparaíso, lleva a concluir, como se señaló anteriormen- 62

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