Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno
!QUIQUE Cuando en octubre de 1884 se crea por mandato legal la provincia de Tarapacá, !quique contaba ya con una infraestructura urbana básica como consecuencia de una actividad portuaria estimulada por su declaratoria de puerto mayor por parte del gobierno peruano en 1855. Incorporada a la soberanía chilena después del tratado de Paz de Ancón en 1883, la ciudad sin embargo, había soportado varios terremotos e incendios que hicieron necesario regular su progresiva edificación, para lo cual se estableció ese mismo año de 1884 la vigencia de un plano regulador y una ordenanza anexa. Al igual que en Punta ·Arenas, la solución adoptada fue la de una cuadrícula, realizando para ello los ensanches y rectificación de calles necesarios y cuidando de acotar los volúmenes a edificar, de manera de evitar la propagación de los incendios de una manzana a otra. Existe un plano levantado por el ingeniero Luis Risopatrón en 1890, en el que !quique extiende su cuadrícula en unas 18 manzanas de norte a sur y otras tantas de oriente a poniente, con la plaza Prat y la av. Baquedano_ como importantes aportes a su espacialidad urbana. Las calles tienen nuevos nombres debido al cambio de soberanía, de la peruana a la chilena, incluyendo la isla Serrano, denominada así en honor del teniente de la Armada Ignacio Serrano. La ordenanza de 1883 estableció un ancho de 20 m. para las nuevas calles y otras medidas relativas a las veredas, y a los ochavos en las esquinas que debían ser de tres metros. El acatamiento de estas disposiciones podía ya apreciarse en 1890, como lo atestigua un viajero inglés: «No estaba preparado para ver una ciudad con pretensiones, un importante puerto marítimo, la brillante cúpula de una catedral, una casa de aduana, una gran cantidad de grandes veleros de tres y cuatro mástiles estaban surtos en la bahía. Las calles tienen 20m. de ancho, las casas construidas de madera y tratadas exteriormente con estuco pintado, generalmente de colores brillantes, crema, naranja y azul; las puertas y ventanas en tonos más obscuros. El efecto general que produce la ciudad es muy liviano y gracioso. En comparación con una ciudad común europea de ese mismo tamaño, !quique no tiene por qué avergonzarse, tiene bancos, tiendas, hospitales, escuelas, diarios, telégrafo, teléfono» 2 • Nicolás Boloña y Enrique Espinoza publicaron en 1895 sendos planos que muestran al !quique de esa época como otro exponente del persistente modelo de las ciudades de la zona central, incorporado en este caso al desértico litoral norteño. Afortunadamente, en !quique, el núcleo fundacional anterior al proyecto Risopatrón no ha logrado nunca ser absolutamente regularizado (Fig. 28). 56
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