Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno

tocino, planchas de cobre, jabón, alquitrán, velas, galletas, ron, arroz, sidra, tabaco y cigarros. Entre los artículos importados de Gran Bretaña se contaban vino y licores, lino, telas de algodón, buenas alfombras, medias de seda, sombreros, drogas, papel, vidrio, porcelanas, hierro y acero, armas, clavos, herramientas, pólvora, instrumentos diversos, carnes saladas, tocino, pescado, mantequilla, cuerdas, velas para buques, tintura, alquitrán y otros. Francia, Holanda y los puertos alemanes enviaban franelas delgadas, sedas, espejos, vidrios, porcelanas, vestuario, calzado, joyas (algunas auténticas y muchas falsas), lino, manteles, colchas, pinturas, licores, vino, cognac, gin, aceite de oliva, encajes, bordados, bronce, relojes, armas de fuego, pólvora, muebles, navajas, perfumes y carnes envasadas, mientras que de Italia llegaban fideos, higos, aceite de oliva, alimentos envasados, azufre, cera y drogas» 8 • Antes de la fiebre del oro californiano, del auge del carbón para la navegación a vapor, y de los sorprendentes resultados de la minería norteña, Valparaíso ya estaba asentado como ciudad. Más aún, estaba respondiendo dinámicamente a su condicion de puerto comercial estratégico, dentro del país y de la costa del Pacífico Sur. A mediados del siglo XIX, a diferencia de otros lugares del litoral, Valparaíso era una ciudad puerto cosmopolita con más de 3.500 residentes extranjeros y el consiguiente mestizaje cultural. En varios aspectos Valparaíso se constituyó en un prototipo a seguir por otros asentamientos del litoral. No precisamente como modelo de racionalidad urbana, sino como espacialidad y programas de edificación. Como sucedió más temprano o más tarde con la espacialidad urbana de !quique, Antofagasta, Coquimbo, Talcahuano, Puerto Montt y Punta Arenas, lo que fue originalmente una franja de playa y algunos ranchos, pasó a ser el sector portuario. Allí se construyeron aduanas, capitanías y administración de puertos, oficinas navieras, bodegas y espacio para los transportes (carretas, y después trenes y camiones), bomberos, hoteles, correo, telégrafo, talleres de mantención y reparaciones, etc. En un sector tangencial, el comercio establecido dio forma a una calle importante, para conectar el espacio puerto con la ciudad cívica interior de plaza mayor y en lo posible con calles en cuadrícula. En las ciudades puertos interactuaron varios mundos sociales diferentes: el de los marineros nacionales y foráneos, el de las familias modestas y el de las pudientes . Entre ellos se desplazaron con soltura los extranjeros, sin los convencionalismos hereditarios de los criollos, introduciendo nuevas formas de habitar y construir. Entre el adobe, la teja y los patios, optaron por un buen cajón de madera de rápida ejecución, bien iluminado y calefaccionado, con algún mirador hacia el mar y la puerta con discretas molduras. Arquitectura pragmática, intimista, anglosajona, impensada 50 años antes, adoptada masivamente en la construcción de viviendas . Con las lógicas variantes regionales, la arquitectura maderera que apareció a mediados del siglo en los cerros de Valparaíso se expandió en los decenios siguientes al resto del litoral chileno, a medida que se creaban nuevos puertos y se consolidaban los antiguos (Fig.20) . 46

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