Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno

En Valparaíso, el castillo de San José, arruinado por un terremoto en 1730, logró subsistir hasta las reparaciones que se le hicieron sólo después de más de tres décadas . Pero la imagen superaba a la realidad. Su presencia, sumada a la de los fuertes de La Concepción, San Antonio y Cerro Barón, aseguró sólo parcialmente la capacidad defensiva del puerto, ya que la dispersión de las baterías era excesiva. Un caso distinto fue el de la bahía de Concepción, donde debido probablemente a la presencia permanente en la zona de una fuerza militar capaz de oponerse a los intentos de desembarco, no se intentó guarnecer mayormente la amplia bahía. Según Frezier, en 1713 la rada de Penco, ubicada en su 'interior, estaba únicamente protegida por una pequeña batería con nueve cañones de bronce en mal estado, montados en un recinto amurallado en el que se veían además uno o dos pabellones para los soldados y el armamento. Aún se puede apreciar parte de la estructura de mampostería de piedra de este fuerte de la Planchada, construido en 1687. Después del maremoto de 1751, fue necesario defender además el protegido fondeadero de T alcahuano, más cerca de la traza de la nueva Concepción.Se conserva en el archivo de Simancas un plano de 1768 de las obras proyectadas para este lugar, con un punto fortificado en la playa y otro más elevado en el flanco sur. Ambas ubicaciones pueden corresponder a los fuertes Gálvez y San Agustín, mencionados en varias fuentes iconográficas . En el conjunto de las defensas del borde de mar, las islas de Chiloé merecieron un esfuerzo especial. Sus recursos naturales eran los precisos para un buen reabastecimiento de los veleros que cruzaban el estrecho de Magallanes hacia el Pacífico . En 1768 se dispuso la fundación de una ciudad cabecera regional, en la bahía del inglés o de Ancud, a la que en honor del monarca reinante se le dio el nombre de San Carlos. El gobernador, político y militar Carlos de Beranguer, aconsejó el lugar conocido como Punta de Tecque para la construcción del bastión que tenía por encargo levantar, inmediato al cual se trazó, de acuerdo a un proyecto de su propia autoría, la nueva población. El fuerte mismo se terminó aproximadamente dos años después, con la singularidad de que tanto para los muros de contención como para las construcciones interiores se utilizó la madera como material predominante. Si el enclave militar más sólido del antemural chileno, el único en alcanzar un nivel de alta categoría, fue el de Valdivia, la protección de Chiloé, T alcahuano, Valparaíso y Juan Fernández completaron un sistema escalonado, que de sur a norte estableció sucesivos escollos a las posibles acometidas de los capitanes en guerra que cruzaban el estrecho . Las obras defensivas del borde de mar realizadas entre 1760 y 181 O, fueron en su conjunto la actividad constructiva de mayor envergadura realizada en la Capitanía duran– te la época colonial, equiparable solamente al programa de edificios públicos levanta– dos en Santiago por Joaquín Toesca y sus continuadores. El expresivo barroco neoclásico de este singular arquitecto dejó una impronta muy definida en las ciudades del interior, no sólo por su presencia material, sino por su proyección como escuela arquitectó– mca. 42

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