Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno
Desde el siglo XVII la defensa del litoral chileno preocupaba a los altos funcionarios españoles. Un virrey del Perú, el conde de Lemos, llegó a afirmar en una comunicación oficial que la ocupación de un puerto cercano al estrecho de Magallanes por una potencia extranjera implicaría la caída de Valdivia y ésta a su vez conduciría al saqueo y a la ruina del Callao. Los conflictos de intereses de las grandes potencias en N orteamérica y el Caribe, evitaron hasta mediados del siglo XVIII las posibilidades de una presión excesiva, en particular inglesa, sobre los dominios españoles en las costas del Pacífico. No obstante el peligro estaba larcmc, no faltando advertencias precisas como la de Lemos en cuanto a la conveniencia de tomar las debidas providencias. Lo efectivo es que tal como lo señalan los investigadores Rodríguez Casado y Pérez Embid, fue muy poco lo que se hizo antes de la administración de Carlos m (1 760) , por situar el problema de la protección de los dominios indianos en el rango de prioridades que le correspondía 6 .Superar esta deficiencia mediante la fortificación de las indias occiden– tales constituyó un aspecto significativo de la política y estrategia de este monarca. En este contexto la creación del Virreinato del Plata (1 776), se debió así no sólo a consideraciones económicas, sino también a sus proyecciones políticas y a su situación geográfica. Para la defensa del Atlántico y del Pacífico Sur hispano, era necesario contar con un gobierno fuerte, centralizado en Buenos Aires, que protegiera las vías fluviales y terrestres de penetración al interior del continente. El Perú, al que la corona asignaba un valor inestimable, necesitaba de un antemural, conformado por el nuevo virreinato y el fortalecimiento militar de la Capitanía Chilena. Los siguientes pasos fueron dados para crear nuevas fortificaciones y reactivar las existentes . Las extendidas costas peruanas y chilenas eran difíciles de defender, más estas últimas que las primeras, en las que el desierto llega normalmente al borde de mar. La costa chilena proveía en cambio múltiples puntos de recalada para reabastecerse de agua y leña, obtener subsistencias y hacer reparaciones mayores en los navíos. Manuel Amat y Junyent propició una estrategia que incluía proteger las costas del Pacífico desde Panamá hásta Chiloé, estableciendo además guarniciones en el Atlántico y en los frentes interiores . Consciente el virrey peruano (1761-1776) de que no todo era defendible dentro de los límites de su jurisdicción, optó por algunas prioridades: Callao, Valparaíso, Concepción, Valdivia, Chiloé y las islas de Juan Fernández. Resulta notorio que el esfuerzo principal se concentró en las costas chilenas . Amat, que había sido gobernador en Chile, estaba informado de lo poco confiable que era la situación española en esa región, incluyendo el mal estado en el que se encontraban los primeros fuertes valdivianos, y de la oportunidad que se le presentaba para modificar este estado de cosas. En un breve recuento de las principales unidades defensivas del borde de mar, puede afirmarse que se advierten tres etapas en su construcción. La primera corresponde a las obras realizadas en Valparaíso, Penco y Valdivia con anterioridad al virreinato de Amat. Declarada la guerra con Inglaterra en 1762, se inició un segundo período de fuerte actividad, bajo la conducción técnica de ingenieros militares. Terminado este breve conflicto se prosiguió, sin embargo, con trabajos de mejoramiento, ampliaciones y nuevas construcciones, en una tercera fase que se prolongó hasta fines del siglo XVIII. 40
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