Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno
compartiendo frecuentemente el uso de las calles con sus habitantes . Los rieles se extendieron a numerosos otros lugares de recalada, por ejemplo Tocopilla, Caldera, Papudo, San Antonio (de las bodegas) y Constitución, dejándolos en el umbral de un posible desarrollo no siempre logrado. Confiando en la navegación a vapor, no se trazó el ferrocarril hasta Corral, contribuyendo su inexistencia a la pérdida de importancia de este histórico fondeadero, puerto de mar de la ciudad de Valdivia. Un caso semejante ocurrió con el litoral de Temuco, carente de una infraestructura portuaria regional, con un ferrocarril que sólo llegó hasta Carahue. Otros tendidos realizados con fundadas expectativas no fueron capaces por sí solos de crear las bases de una ciudad puerto. Así ocurrió en Pisagua, Toltén, Lebu, Constitu– ción, Quintero, Taltal, Chañaral, Huasco y Pichilemu. Los ferrocarriles han tenido una participación tan decisiva en el crecimiento de las ciudades puertos, que en muchas de ellas este servicio aún se mantiene en funciones, pese a la falta de una política de modernización adecuada y a la competencia del transporte terreste. Es necesario destacar no sólo la contribución de los ferrocarriles en la ocupación y poblamiento del litoral, sino también en su influencia urbanística y arquitectónica, por ser una materia no estudiada hasta hoy. Hacia fines del siglo XIX, junto a las instalaciones navieras propiamente tales, las de los FF.CC . formaban parte de la elite de la arquitectura portuaria, con sus hermosas y originales estaciones, desgraciadamente desaparecidas las más de las veces por efecto de los terremotos (Figs . 10 y 11) . Figura JO 29
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