Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno
Castro y otros puntos de la isla de Chiloé fueron presa, durante algunos meses, de Baltasar de Cordes (1600), originando la dispersión de los pobladores hacia el interior para evitar nuevas situaciones de esta naturaleza. Jorge Spilberg asoló Concepción e intentó un desembarco en Valparaíso en 1615, incursión a la que se debe una vista bastante imaginativa de este 1ugar, la más antigua que se conoce, publicada en Amsterdam en 1621 5 . Los capitanes Schouter y Le Maire, con matrículas del puerto de Horn, doblaron por primera vez el Cabo de Hornos en 1616, un episodio de gran trascendencia en cuanto a ampliar las posibilidades del derrotero del Pacífico Sur. Los embates holandeses culminaron con el breve episodio del intento de establecerse en la abandonada plaza de Valdivia (1643). Como consecuencia de este frustrado proyecto, el litoral chileno adquirió una nueva dimensión estratégica, situación que se materializó con la construcción del más completo complejo defensivo marítimo del Pacífico Sur iniciado en esa época por la corona española. En la medida que los navegantes de otras banderas, lejos de sus bases, recorrían el litoral en un alarde de individualismo, aventura y pillaje, unos pocos capitanes anónimos conducían sus barcos hacia El Callao, Guayaquil y Panamá, sosteniendo el comercio con España, empalmando con las flotas de galeones armados por la Casa de Contratación de Indias para cruzar el Atlántico. El movimiento aumentó considerablemente desde principios del siglo XVIII llevando trigo y otros productos agrícolas al Perú. Aún así, no se realizó ningún esfuerzo oficial para establecer algún puerto de real categoría, salvo una protección militar destinada más a defender la soberanía que la navegación, acentuando el encierro chileno al interior de sus dilatadas riberas océanicas. El tráfico por el Cabo de Hornos y un período de paz con los franceses abrieron un paréntesis a esta situación por unos quince años. Los marinos de Saint Malo realizaron durante este período travesías regulares que demoraban cuatro o cinco meses entre ese puerto galo y la bahía de Concepción. Si por una parte Penco, donde Frezier anota en un día determinado la presencia de 15 navíos, se vio favorecido por esta circunstancia histórica, la navegación con cierta fluidez a través del Cabo de Hornos por barcos cada vez de mayor tonelaje estimuló en cierta medida el desarrollo de Valparaíso y de algunos nacientes enclaves portuarios nortinos. A mediados del siglo XVIII recrudecieron las rivalidades entre Inglaterra y España. Pese a los efectos negativos globales ya señalados, esta situación trajo algún beneficio puntual a los fondeaderos de T alcahuano, Valdivia y Valparaíso, con la renovación y ampliación de sus instalaciones castrenses y la consiguiente delegación de autoridad política y administrativa en algún personero oficial. Incluso se produjo un hecho inédito, como fue el de la fundación de la ciudad puerto de San Carlos, en la bailÍa de Ancud. Los progresos técnicos en la construcción y conducción de los barcos, propiciaron otras empresas menos dependientes del liderazgo y capacidad individual de los capitanes de mar. La navegación quedó integrada al mundo de las ciencias y su estudio alcanzó una fuerte prioridad por su necesaria participación en la investigación de una amplia gama de otros temas científicos universales. Se organizaron entonces expediciones que cumplieron 23
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