Ciudades y arquitectura portuaria: los puertos mayores del litoral chileno

Una década más tarde, el almirante] uan Bautista Pastene incursiona a bordo del San Pedro hasta más allá del estuario del río Valdivia, regresa al Callao y retorna desde ese punto nuevamente al sur, pero no se detiene en Valparaíso y en cambio recala en Penco, un incidente aparentemente anodino, con el que se inicia el predominio como lugar de recalada de la bahía de Concepción por un período cercano a los 150 años . Antes de finalizar el siglo XVI el extenso litoral chileno adquiere un perfil más definido, merced fundamentalmente a la tenacidad, y buena fortuna en algunos casos, de tres navegantes bajo pabellón hispánico y uno con patente de corso británico. La expedición de Magallanes (1520) sumó a las rutas de navegación ya conocidas, el buscado paso entre Atlántico y Pacífico. Sus tripulantes fueron ios primeros europeos en avistar y dar a conocer en otras latitudes, las tierras meridionales asignadas poco después a la Capitanía General de Chile. El extr:wrdinario viaje de] uan de Ladrillero hasta la boca occidental del estrecho y aún más hacia el sur (15 77), reafirmó simbólica– mente, en el momento oportuno, la soberanía y unidad de su territorio. En el intertanto, el capitán]uan Fernández descubrió las islas que llevan su nombre, en una travesía que intentó con un rumbo novedoso mar adentro , con lo que logró reducir sensiblemente el tiempo de navegación entre El Callao y Penco (1573). Dejando en su estela una triste historia de tropelías innecesarias, cruzó también el estrecho en 1577, el futuro almirante inglés Francis Drake al mando del Pelícano, velero de apenas unas cien toneladas . Navegante sin escrúpulos, Drake marcó un punto crítico para la historia del litoral, ya que abrió la vía magallánica a la navegación, integrando el Pacífico Sur a las controversias de las grandes potencias marítimas: España, Inglaterra, Francia y Holanda. Ante las facilidades que encontró Drake, el virrey Toledo comisionó en el Perú al capitán Pedro Sarmiento de Gamboa para que lo detuviera cuando regresara, como se suponía, hacia el sur, cita a la que el inglés no acudió. Gamboa decidió en cambio cruzar el estrecho hacia el oriente para alcanzar finalmente hasta España, donde obtuvo los recursos necesarios para equipar 23 navíos con una dotación de 3.500 tripulantes y colonos en un esfuerzo para poblar, fortificar e incluso cerrar el estrecho. La expedición terminó en tragedia. Se perdió casi toda la flota y, con una sola excepción, perecieron todos los colonos . Como consecuencia, España se desinteresó completamente de esos parajes, que no volvieron a poblarse sino hasta trescientos años más tarde, bajo la esforzada gestión de la Armada de Chile. Por la ruta abierta en ambos sentidos del estrecho, se introdujeron entonces sucesivas flotillas que causaron no pocas preocupaciones y estragos en los menguados l(mdeaderos de nuestras costas. Para los efectos de estas notas, en cuanto a evaluar la incidencia que estas incursiones tuvieron en el poblamiento del litoral, es posible que las de los holandeses del siglo xvm hayan sido las de mayor repercusión. El inusitado interés de los estados de Flandes en el litoral del Pacífico Sur se originó en sus intentos de combatir a España en sus colonias, restándole recursos a Felipe 11, el monarca que trataba de someterlos . 22

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