Joaquin Toesca arquitecto y maestro

al <.Jbordar el estudio de ciertas obras de este período con el método señalado, se encontraron algunos documentos originales que vienen a completar, e incluso, a modificar, la visión particular constru ída con los elementos conocidos hasta el momento. Tal ocurre con la fructífera etapa del desarrollo arquitec– tónico chileno que coincide con el arribo de Joaquín Toesca Ricci a la Capitanía General de Chile. . A. med ida que se avanza en el estu– dio de las obras erigidas entre 1780 y las postrimerías de la era co– lonial, se dispone de nuevos datos que permiten desentrañar la ac– tuación del maestro, de sus discípulos y de sus colaboradores en la compleja red de atribuciones en que aparecen habitualmente reuni– dos. Los estudios monográficos efectuados no abarcan todavía to– das las muestras y reconstituciones ideales necesarias para aprehen– der fidedignamente dicho lapso arquitectónico. Pero, un hecho comprobado es que de cada situación confusa que se aclara emerge con mayores dimensiones la multifacética personalidad del artista italiano y, a su vera, se van acrecentando las figuras de algunos de sus discípulos que, aunque subordinados al maestro en su etapa for– mativa, adquirieron luego un vuelo no carente de valores propios. Ellos constituyen en cierto modo la primera generación de profesionales chilenos dedicados a la arquitectura; al respecto, es justo señalar que, si se toman en consideración las naturales limita– ciones para adquirir el oficio en el ámbito de esta colonia tan aleja– da de todos los centros educacionales del Reino, su participación en los proyectos y edificación de las obras del per íodo no aparece en modo alguno desmedrada sino, más bien, relevante. Lo es, por ejemplo, la actuación de Juan José de Goycolea en su calidad de proyectista de la iglesia parroqu ial de Santa Ana, como brillante resulta también su desempeño en relación al proyecto y cons– trucción del edificio de la Real Audiencia. El examen de algunos documentos de la época, permitió puntualizar la labor desarrollada por este profesional en ambas obras, la primera de ellas generalmente atribu ída a Toesca, de quién, a la vez, se ha logrado comprobar su participación en la dirección de los trabajos que a fines del siglo XVIII se ejecutaban en la iglesia de Santo Domingo. Por otra parte, como una nueva afirmación de su idoneidad, Goycolea aparece dando término a algunas obras· iniciadas por Toesca, sin que ello resienta la unidad del proyecto; tal es el caso de la Catedral de Santiago. 9

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