Joaquin Toesca arquitecto y maestro
vimiento de concavidad; otro recurso empleado, es la continuidad de todo el juego de entrantes y salientes que produce la disposición de columnas y pilastras, a través del cornisamento, en demanda de un efecto de orden gigante. Todo lo cual indica su dominio del len– guaje formal de la época. Juan José de Goycolea fue un profesional chileno, formado en el ámbito de esta colonia, que ejerció su oficio con indudable seguridad; su vuelo creador tuvo como base un sólido entrenamien– to técnico, un creciente conocimiento de la historia y la teoría de !a arquitectura, integrado todo a una intensa ejercitación composi– tiva en el taller del maestro. Ciertamente, la presencia de Joaquín Toesca anima las últi– mas décadas del siglo XVIII, marcadas por su extraordinar ia capa– c idad y su voluntad de arraigo en nuestra realidad. No obstante, la importancia de este período, esbozado aquí a t ravés de muestras de la arquitectura colonial de Santiago, no radica, solamente, en la inusitada categoría de las obras que edificó en nuestro territorio, ni tampoco en la tarea didáctica que desarrolló a través de pacientes lecciones, demostrando un desprendimiento poco común. El me– jor conocimiento de este período, basado en los nuevos anteceden– tes que va aportando paulatinamente la investigación científica, centra el interés en un aspecto que, si bien es consecuencia de los hechos recién anotados, adquiere para nosotros un carácter de gran significación. Ello es que, a medida que se va desentrañando la ma– raña de atribuciones que envuelve indistintamente a Toesca, sus colaboradores y sus discípulos, adquiere mayor relieve el grupo de profesionales chilenos, como es el caso de Juan José de Goycolea, que ya se destaca como un proyectista y constructor de obras arquitectónicas de innegable valía. Esta comprobación, que modifi– ca el punto de vista con que habitualmente se juzgaba d icha etapa , permitirá agregar, una vez que se completen las investigaciones so– bre la materia, un eslabón más en el proceso histór ico. Se configu– ra así una situación nueva, cuya toma de conciencia contr ibui rá, sin duda, a dar un paso más en el camino de la plasmación de nues– tra nacionalidad, en el campo de la arquitectura. 27
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