El lugar del arte: análisis de 5 casos emblemáticos de obras arquitectónicas públicas destinadas al arte contemporáneo en Santiago de Chile

241 que daba hacia la Alameda también se realizaron masivas celebraciones religiosas y manifestaciones, como aquella convocada en la Plaza Bulnes, en 1946, cuando fue herida de muerte Ramona Parra mientras participaba en una concentración de la Confederación de Trabajadores de Chile. Conforme avanzaba el siglo, el ambiente de movilización social se hacía más efervescente en el país. “Las manifestaciones callejeras, las huelgas, las tomas de predios en el campo, las ocupaciones de industrias, y una movilización generalizada promovida desde la militancia activa en partidos y sindicatos caracterizaron este período” (Correa, et.al ., 2001, p.253). Los anhelos de cambios profundos se difundieron con fuerza y los proyectos revolucionarios también llegaron a la Moneda. La Revolución en Libertad (1964-1970) y la Vía Chilena al Socialismo (1970- 1973) se instalaron sucesivamente en el gobierno, generando grandes ilusiones y expectativas de cambio, pero también fuertes ansiedades y tensiones. El clima de polarización hizo que algunos YLYLHUDQ HO SHUtRGR FRPR XQD JUDQ ¿HVWD popular, en tanto que otros como un traumático drama (Moulián, 1983, p. 267). En cualquier caso, este acabaría en un violento desenlace que tiene su epicentro más emblemático justamente en el Palacio de gobierno. El bombardeo a La Moneda del GH VHSWLHPEUH GH ¿My FRQ conmovedora espectacularidad HO DWDTXH QR VROR DO HGL¿FLR VLQR también a todo el orden simbólico republicano. Las imágenes del Palacio en llamas dieron la vuelta al mundo. Desde su interior, Oscar Soto, médico de Salvador Allende, relata la destrucción: “Alrededor del mediodía, creo que a las 11:55 horas, comienzan a pasar los aviones Hawker-Hunter de la Fuerza Aérea. Desde el interior sentíamos como se acercaban, luego un agudo ruido que parecía un silbido, seguramente producido por la trayectoria del proyectil; después de breves segundos, una intensa explosión. Los aviones los oíamos viniendo desde el sur, seguían la trayectoria de la avenida Bulnes, pasaban sobre La Moneda y se alejaban en dirección a la estación Mapocho, situada en el norte de la ciudad. No recordamos con precisión cuántas veces pasaron y bombardearon, pero sin duda fueron por lo menos ocho veces. Donde nos encontrábamos se producía un movimiento, como de temblor de tierra y quiebra de cristales de las ventanas; además, como consecuencia de la onda expansiva se abrían violentamente ODV SXHUWDV \ YHQWDQDV GHO HGL¿FLR 'HELGR D nuestra ubicación, en el ala oriente del Palacio no se produjo ningún impacto sobre nosotros. Esta situación se prolongó durante alrededor de quince a veinte minutos. La explosión de las bombas que caían en la parte central del HGL¿FLR SURGXFtD DGHPiV GH LQPHGLDWR XQ gran incendio. Cuando el bombardeo cesó, la parte central, medial, del Palacio estaba destruida y ardía; sentíamos el crepitar de las llamas y un humo negro, penetrante, comenzó a invadir todos los lugares… Transcurridos otros quince minutos, se siente el característico ruido de las aspas de los helicópteros que lanzan bombas lacrimógenas al interior del HGL¿FLR DSURYHFKDQGR ORV UHVTXLFLRV DPSOLRV que ha dejado el bombardeo… Para algunos, en especial los miembros del grupo médico, que no habían escuchado las palabras de RGLR TXH VH KDEtDQ ¿OWUDGR SRU HO FLWyIRQR GH ‘eliminarlos como ratas’, parecía inconcebible que se pudiera destruir el Palacio de gobierno para hacer salir a un grupo de civiles, no más de cuarenta, muchos de ellos sin posibilidad de utilizar las armas por desconocimiento de su manejo. Sin duda, la perfección operativa del bombardeo queda muy empañada por la desproporción del ataque” (Soto, 1999, p. 87-88) Exposición temporal en circulaciones laterales Fuente: Fotografía autores Sala de Exposición primer nivel subterranéo Fuente: Fotografía autores

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