La producción de música popular en Chile

La historia feliz de aquellos años ya no existe. Ricar­ do, cuando produjiste a Danny Chilean partíamos con 70,000 copias para ver qué pasaba; y yo cuando editaba un disco de Paul Anka, partía con 100.000 para ver cómo andaba el mercado; y, cuando lanzábamos el primer disco de Luis Dimas, y Ricardo lo tocaba en su radio, vendía­ mos 35 mil para empezar, y del primer long-play de Dimas pasamos los 100 mil. Pongo las cifras de artistas extran jeros y chilenos bastante comparables. Un Pat Henry ven día 50-60 mil singles y un Ray Charles vendía 60 mil sin gles también. Había un mercado que permitía a las compa ñías invertir no sólo en el producto, sino en la promo­ ción también, que es lo más caro. Pero esa historia rosa, en los últimos 25 años no es ro­ sa. Porque hoy día la producción cuesta en valores his­ tóricos, es decir en valores llevados a través de la his toria a valores reales, cuesta más o menos lo mismo. Sin embargo, hoy día cuando nosotros pasamos mil copias de un artista cualquiera, aplaudimos y a las 2 mil Julito Saez me invita a comer langosta, a las 3 mil la champagne fran cés tiene que salir. ¿Qué hacer entonces en este mundo de la música en la cual las compañías son históricamente los motores que desarrollan a los artistas, los motores que desarrollan el fonograma, los motores que desarrollan los show?. El año pasado nosotros hicimos alguna locura. Ustedes comprenderán que en esas circunstancias, en este panora

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