La producción de música popular en Chile
dental, precisamente, del Sur de Francia. Esta genera ción maravillosa en que comienza la poesía amorosa y la poesía crítica de Occidente, fue destruida a sangre y fuego por una cruzada carnicera, creo la más carnicera que se dió; el ejército cruzado no tenía un ejército al otro lado, como enemigo; era gente no más. Era gente que al parecer pertenecía a una herejía, según la Igle sia de esa época y según Inocencio Tercero, y eso signi ficó una diáspora tremenda. Esta cruzada terrible sig nificó una diáspora de trovadores y por supuesto de gen te del Sur; significó el fin de la civilización del Sur de Francia. Pero, por esas compensaciones de la histo ria, significó, como decía, una diáspora que influyó en poetas, en literatos, en trovadores de España de Catalu ña, de Galicia, de Portugal, de Italia. Y esa tradición trovadoresca ha renacido en estos días, en estos años convulsos de este siglo. Y ha renacido en personajes tan importantes como Serrat, Brassens, y Chi co Buarque, para poner tres ejemplos bien diferentes. Uno es francés, precisamente del Sur de Francia, Brassens, y él une la herejía y el canto popular en su temática. Murió hace cuatro años y es uno de los maestros de las nuevas generaciones de cantantes. Serrat es de Cata luña, también de la zona de influencia de estos trovado res del siglo XII y XIII; incluso está a punto de grabar un long-play con trovadores catalanes de esa época. Y Chico Buarque, que para mi gusto es una especie de resu-
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