Curso de arquitectura : escrito en francés para el Instituto Nacional de Chile

-11- cs en efecto detener el vuelo del jénio, t]Uercr inmovili– zarlo en pl'Ovecho de ciet·tos tipos sacramental es, anatc– iuatizando todo lo que fuera de ellos se produjere." "Sin embargo, algo de esto es lo que sucede en el tlia : el arte tiene sus gi.ielfo~ i s~1s jebeJinos, sus clásicos i sus románticos. Se necesitan reglat1, es verdad, es menester un freno que contenga la imajinacion en sus estravíos; pero estas reglas, estas relaciones, esta armonía, nos las mues– tran en diferentes grad<¡>s mas o ménos pe•-fecciona– dos todos los estilos i todas las épocas, i siempre co– mo testigos ciertos e inecusables ; i no puede ser de otra manera, po•·que las !'elaciones son naturales, instin– tivas í sacadas de nuestra organizacion, de donde se de– l'ivan i a donde se reflejan, aunque modificadas por el gusto, la observacion, los tiempos i los lugares." "A mi entender está ya indicada la condusion de estás 1·eflexiones preliminares : tal es, en arquitect~u·a una li– bertad ilimitada en cuanto al estilo, en cuanto a las épo– cas, en cuanto a los elementos que el artista emplée en las ct·eaciones; en la enseiíanza no debe pues, haber . ninguna esclusion, ninguna repulsa sistemática ni nin– guna preferencia absoluta." "El fin que el arquitectó debe proponerse en sus com– posiciones es cumplir con las dos condiciones pl'incipales del arte de edificar, lo bello i lo útil,· poco importan Jos medios, los elementos empleados, con tal que se consigan estos objetos." "El profesor no debe, pues, en manera alguna poner trabas a la marcha del alumno, levantando barreras in– superables en tal o cual direccion, sino que mas bien debe hacerle recorrer todos los caminos, indicándole los esco– llos que en cada uno de ellos se encuentran." "Despues de esta esposicion de la parte especulativa de nuestra profesion, del arte considerado en abstracto, nos restaría examinat· la posicion del Arquitecto que dá un cuerpo, una forma tanjible a sus ideas; pero esta fun– cion del At·quitecto en la rcalizacion de sus planos, oc-

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