Curso de arquitectura : escrito en francés para el Instituto Nacional de Chile

Presentación Siete años le bastaron a Brunet de Baines para dejar testimonio de su calidad como diseñador y constructor en un importante número de obras. Sin duda, entre los arquitectos extranjeros llegados a Chile durante el siglo XIX, es el más importante. Para nuestra fortuna, jamás mezquinó su caudalosa sabiduría europea, que diseminó con generosidad en la capital chilena. Su amplia formación le abrió las puertas de todas las especialidades: con la misma propiedad que inspeccionaba obras públicas en ejecución era capaz de elaborar un proyecto de nueva planta o intervenir en edificios cuyo prestigio estaba ya legitimado. La variedad de sus obras se expresa en proyectos como el del Teatro Municipal, el edificio del ex Con'greso Nacional, el Palacio Arzobispal, los portales Mac Clure y Bulnes. O la iglesia de La Veracruz. No menos de diez residencias para familias aristocráticas nacieron de su tablero de dibujo. Todas ellas investidas de esa rara armonía que florece de los hombres sensibles y poderosamente armados de una instrucción académica. A guisa de ejemplo, las casas palaciegas de Melchor de Santiago Concha y del General Bulnes. Tributaria del hostil medio geográfico en que maduró bajo el rigor del frío y la bruma inglesa, su personalidad rezumaba un aire de melancolía y nostalgia. Envuelto en su propio mundo personal, perseveró en la búsqueda de la perfección de los clásicos. Nada dejó al azar: se adentró en la lectura de los maestros griegos y romanos y acudió con celo a investigarlos en su propia tierra, desde las raíces . El curso de Arquitectura en la Academia de Paris le permitió ir forjando su visión estética. Y cuando se sintió preparado, abrió los fuegos de la pedagogía con singular capacidad. Porque hacía 10

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