Más comunidad más prevención: manual para gestión local de seguridad
Manual: Más Comunidad Más Prevención 53 Capítulo II. Optimizando la gestión local de la seguridad ciudadana El hecho delictual siempre implica la interacción de dos actores: la víctima y el victimario. La experiencia ha de- mostrado que la víctima no ocupa necesariamente un rol pasivo frente al hecho criminal, por lo que caracterizar- la adecuadamente puede aportarnos muchas pautas acerca de cómo realizar la prevención social o situacional. Lo que debería interesarnos respecto de las víctimas es su descripción, para conocer con mayor profundidad el fenómeno criminal. Preguntas como las siguientes podrían orientar esa búsqueda: • ¿Cuál es el número de víctimas de la delincuencia en el territorio? • ¿Víctimas de qué delitos? • ¿Quiénes son las víctimas de la delincuencia? • ¿Hay sujetos o grupos más victimizados que otros? Si la respuesta a esta pregunta es positiva: ¿Por qué algunos sujetos o grupos tienden a ser más victimizados que otros? • ¿Cuáles son los efectos del delito en las víctimas? Por su parte, conocer a los victimarios o sujetos autores de los delitos nos permite aproximarnos a las con- diciones que los han llevado a delinquir, conocer sus conductas y las circunstancias criminales. A través de ellos se puede entender más sobre la magnitud de los delitos, los factores de riesgo y también los elementos protectores capaces de impedir que el sujeto siga ese camino. A su vez, se pueden obtener antecedentes que permitan dar cuenta de los efectos de los programas preventivos y la efectividad de las estrategias de control, entre otros aspectos. Tanto para la población vulnerada o víctima como para la población infractora o violenta, se deben considerar criterios generales de caracterización para trabajar con estos grupos. Estos son los siguientes: • La edad, el sexo, las actividades rutinarias, los motivos y lugares de desplazamiento, el tipo de delitos y/o violencias de las cuales fueron víctima/victimario, percepción sobre el daño recibido/generado. • Un segundo criterio a considerar es ubicar a dicha población en un marco jurídico-normativo que permita identificar los recursos de protección y punitivos, según corresponda, para determinar un conducto regular que dé respuesta a dicha situación. A su vez, se deberán identificar los programas y proyectos sociales, de prevención y de tratamiento terapéutico existentes en el territorio para poder insertar al grupo de interés en una o más instancias de ayuda. • Un tercer criterio consiste en conocer las creencias, emociones, intereses y valores que, en el caso de las víctimas, podrían facilitar una mayor exposición al peligro y/o retroalimentar su sentimiento de inseguridad y temor, y en el caso del victimario podrían justificar y legitimar sus conductas trans- gresoras y/o dañinas. Este proceso de recolección de información, ya sea por medio de instancias grupales o individuales, tendrá sentido en la medida que permita a las autoridades y a los equipos técnicos actuar sobre las condiciones históricas y culturales que poseen los sujetos.
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