Más comunidad más prevención: manual para gestión local de seguridad

Manual: Más Comunidad Más Prevención 20 Capítulo I. Conociendo la seguridad ciudadana en el gobierno local No existe en la práctica una contraposición real entre las estrategias de prevención y de control. Esto debido a que los actores encargados de las acciones de control, represión y prevención del delito requieren estar en coor- dinación y entendimiento mutuo. La coordinación plantea una serie de desafíos para los actores involucrados en las políticas de seguridad a la hora de aunar criterios y esfuerzos entre instituciones diversas (policía, servicios nacionales, gobierno municipal, ONG, etc.). En algunos casos, las tensiones y celos entre los actores pueden implicar retrasos, enemistades y opciones divergentes. Por ejemplo, la participación de la policía en progra- mas preventivos en el caso de la violencia juvenil debe tener límites claros, ya que el policía que traba- ja de día en programas deportivos, probablemente en otros turnos tendrá que detener a los mismos jóvenes. Para evitar que esto sea visto como una contradicción por la comunidad es importante que el policía sea transparente respecto a sus distintas tareas, que no cometa abusos y que sea respetuoso de la ley. En otras palabras, es recomendable que los actores involucrados en los programas tengan roles flexibles, pero claros (explícitos) respecto de la prevención y el control del delito. Las experiencias exitosas evidencian un importan- te interés e inversión en los ámbitos de control, a través de la repotenciación de sus cuerpos, la mo- dernización de su gestión, y también, la evaluación de los recursos invertidos y la medición de avances y resultados. El enfoque convencional de la seguridad tiene a la policía, la acusación penal, la administración de jus- ticia y la prisión o el cumplimiento de la pena como los protagonistas de la actuación, que enfatiza las políticas de control y represión de la criminalidad y la violencia delictual. No obstante, este enfoque no ha disminuido la criminalidad, ni tampoco redu- ce la sensación de inseguridad en la población. No reduce las deficiencias de los actores policiales, ju- diciales ni penitenciarios que ven acrecentados sus trabajos al aumentar su demanda laboral sin que se evidencien mejoras. Las políticas de seguridad deben por lo tanto integrar estrategias de prevención y de control, y para ello, deben tener en cuenta los siguientes aspectos: * La prevención es un concepto complejo que se fundamenta en diversas teorías sobre el origen del delito (criminología). Por eso a la hora de diseñar o implementar acciones preventivas se debe reconocer el compromiso con ciertos modelos de explicación social (prevención social, situacional, comunitaria u otra); * La prevención puede tener impacto sobre las tasas de delitos, así como sobre la percepción de inseguridad o temor de la población. Pero una misma estrategia o acción no siempre tiene efecto en ambos aspectos. Por eso es necesario definir claramente y de antemano que objetivo se busca lograr; * Para que las políticas preventivas logren mayores efectos deben tener como característica central la focalización espacial, poblacional y temática. Esto se debe a que cada política responde a factores y problemas específicos; y, * La prevención puede tener consecuencias en la criminalidad, pero además tiene el potencial de promover la solidaridad, el fortalecimiento de las prácticas democráticas, y por ende, la consolidación de la gobernabilidad.

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