Libro pedagógico cancioneros populares
- 30 - Libro Pedagógico, Cancioneros Populares creaciones musicales variopintas, que sin duda aspiraban a tener mayor aceptación entre el público. Recordemos que, además, la recepción de la poesía popular impresa estaba a medio camino entre lo oral y lo escrito, muchos versos se prestaban a ser musicalizados, los pliegos incluían por lo común varios ritmos de tradición campesina y muy difundidos -comenzando por las cuecas-, sin olvidar que algunos puetas habían iniciado su oficio en el canto (Lenz, 1894). Fue quizás Juan Bautista Peralta (1875 - 1933) quien desarrolló con más ahínco esta veta entre los cultores de la Lira Popular. Después de hacerse conocido en los circuitos de la poesía popular impresa, el “ciego” Peralta fue parte de varios proyectos editoriales situados en diversos barrios de Santiago (Cornejo, 2006, pp.31- 32). Su conocimiento del medio lo habilitó para publicar alrededor de cuarenta cancioneros o folletos de versos y canciones, en muchos de los cuales asumió la moderna labor de compilador y editor. Entre otros, cabe mencionar La flor literaria de cuecas, brindis, tonadas i escojidas zarzuelas (Imprenta El Debate, 1903) y El violín del diablo. Canciones, cuecas, tonadas, etc. (Imprenta de La Comuna, c. 1908). Peralta también recurrió a su seudónimo femenino, Juana María Inostroza, para publicar El guitarrero popular: cuaderno de poesías, canciones, zarzuelas y tonadas (Imprenta El Debate, 1903). En tanto, el vate Juan Ramón González, más joven, y dueño de una pequeña imprenta llamada “La Sin Rival”, parece haber adaptado completamente sus creaciones poéticas a un mercado que se mostraba ávido de novedades musicales tanto como de versos. Entre otros, de su taller salió en 1900 una recopilación titulada El amoroso. Colección de Cantos, Vals, Mazurcas, Canciones, Zarzuelas, Operas, Habaneras, Brindis, Serenatas, Cuecas i Parabienes, así como un puñado más de títulos parecidos (Atria, 1901, pp. 72-79). Un segundo conjunto de cancioneros, algo más heterogéneo, lo componen folletos carentes de marcas socioculturales claras ni vínculo con otras creaciones, como el caso de la Lira Popular. Parecen haberse orientado por un interés comercial más decidido y dirigir su oferta hacia las clases medias urbanas que ya contaban con algún grado de educación formal, aunque también apuntaban hacia un público lo más amplio posible en cuanto a clase, género y edad, favoreciendo de esa manera la ampliación y la variedad de personas que accedían al contacto con el mundo impreso. Cancioneros como El Preferido (Imprenta Barcelona, 1897) y Cantares del Pueblo (Imprenta y Litografía Universo, 1902) eran fabricados en imprentas que se distanciaban de los pequeños talleres tipográficos antes mencionados debido a su equipamiento, las innovaciones tecnológicas con que contaban y la organización laboral de su producción, aparte de contar con una mayor especialización de sus trabajadores. Aquello posibilitaba que determinadas firmas, entre las cuales sobresalen la Imprenta y Encuadernación Barcelona, de Santiago, o la Imprenta y Litografía Universo, en Valparaíso, lanzaran al mercado folletos musicales con mayor grado de elaboración. Esto se aprecia especialmente en las portadas, realizadas en un papel de mejor calidad y para las cuales se utilizaban recursos del diseño gráfico según las tendencias modernas de la época (recuérdese que dichas firmas publicaban también revistas del género magazine, innovadoras en ese ámbito del fenómeno impreso), que comúnmente eran coloreadas para volverlas más atractivas. Si bien establecimientos como los nombrados contaban con una organización de tipo empresarial y orientada al mercado de bienes impresos, carecían de políticas editoriales como las que actualmente dirigen la actividad
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