La industria editorial y el libro en Chile (1930-1984) : (ensayo de interpretación de una crisis)

29 tas y radio cumplen así un rol de integración social, coheren te con la lógica de un Estado de modernización tecnocrática y capitalista, que busca la expansión del mercado (1958-64) y la incorporación (1964-70) de nuevos sectores a la vida polí_ tica y económica del país. El libro queda, como decíamos, fuera de esta temprana indus­ tria cultural nacional y de la lógica de masificación que e- 11a conlleva; algunas excepciones lejos de invalidar esta a­ firmación más bien la confirman. El caso, por ejemplo, de "A d iós al s éptimo de l í n e a " máximo "best-seller" del período, cuyo éxito, sin embargo, sólo se explica en función del medio radial. En efecto, la obra de Inostroza se gestó como libre­ to para "El gran teatro de la historia" y fue radiodifundida a partir de marzo de 1948. En 1955, después de varios años de presencia en la radio, el libreto fue convertido en n o ve­ la histórica y editado por Zig-Zag con un éxito de venta sin precedente: 225.000 ejemplares el primer año. Si comparamos esta cifra con las de otros "best-sellers" del período --Pa­ pelucho editado por Del Pacífico vende apenas un promedio de 4.300 ejemplares por año— se percibe claramente que con A ­ diós al séptimo de línea estamos ante el caso aislado de uñ~ subproducto que se descuelga de otro medio. Es sintomático también que este éxito haya sido casual, y que se haya obte­ nido con una fórmula que no será repetida ni buscada por Zig­ Zag. Dentro del panorama de relativa involución a que nos hemos re ferido, se dan sin embargo, entre 1950 y 1970, ciertos cam -~ bios en la industria del libro, cambios que no alteran su di­ seño básico. Como consecuencia del desarrollo de la industria argentina, española y mexicana, las principales casas edit o­ riales de esos países instalan filiales en Chile — en el cam­ po educativo con mucha fuerza Santillana. Algunas de ellas no editan en el país y sólo se dedican a distribuir y a p r o ­ mover la importación. A su vez hay editoriales criollas que se acoplan a este proceso, Zig-Zag, por ejemplo, distribuye a Sopeña y a Susaeta y más tarde coedita con Anaya. En esta etapa — a diferencia de la anterior— se dan también algunas inversiones provenientes de otros sectores económicos.

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