Origen de las antiguas familias de Chillán 1580-1800

GtTSTA\'O OPAZO MATliRA1'A rras de Arauco, dueña de grandes estancias, hundió su existencia en una patriarcal lenidad. Los fértiles valles de las provincias se cubrieron con sus descendientes, dedicados al trabajo agrícola, al calor de viejas tradiciones, en sus casonas de vieja prosapia castellana. Su ~xistencia, vfctiina de las leyes de la evolución, decayó, sumién– dose casi en una completa aniquilación, por pérdida del poder y supre– macía en la capital del Reino; para dar paso a otra, que vigorosa se levantaba a su lado, adueñándose de su fortuna y de su nobleza. Es– tos fueron los comerciantes vascos del siglo XVIII. Sus nombres en los actos oficiales desaparecieron, las tierras Y encomiendas pasaron a manos de los nuevos ricos. Tan notable fué su desaparecimiento, que el monarca español Carlos 111, allá en la tran– quilidad del Escorial , preguntó a uno de sus cortesanos «¿Qué se han hecho los descendientes de los Conquistadores de Chile'·> ••• Los vascos vinieron a América tras el comercio, que no ejercieron los descendientes de los conquistadores, por ser agricultores y tener a aquella profesión como propia de portugueses o de judíos. Se hicieron pronto ricos. Hombres de gran tino para los negocios, ahorrativos e . interesados. de poco talento, muy juiciosos y firmes para el trabajo material, bien pronto fueron los primeros. Los sabios españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa, que visita– ron al país en el siglo X\!JJI, dicen de ellos: cSon por lo general de un nacimiento bajo en España o de linaje poco conocido, sin educación ni otro mérito alguno que los haga muy recomendables.> ~Después que se casan entran a ser Regidores e inmediatamente obtienen los empleos de Alcaldes ordinarios, de modo que en el espacio de diez u once años :,e hallan gobernando una ciudad de aquellas, y objeto de los aplausos y de las primeras estimaciones. Este es el hombre que antes pregonaba por las calles c-on un fardillo en los hombros, vendiendo mer– caderías menudas y algunas bujerías, que otro le dió fiadas, ·para que empezase a traficar. » No se libraron del espíritu vanidoso de ser nobles, y una vez ricos, compraron títulos, resultando así los flamantes .\.farqueses Y. Condes de la Colonia. La vieja España se rió de sus pretensiones, y gran diferencia se hizo entre los de Indias y · los de Castilla. Casi injusta encontramos la apreciación que el Contador Real hizo del rico vendedor de paños del Portal de Sierra Bella, al solicitar su pomposo título de Conde de la Conquista. Este funcionario informó que era • sin mérito especial , pues no los tenía particular , ni sus antepasados».

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