Aprendizaje Servicio en la Educación Superior Chilena

183 aunque operativamente es coordinado por un director alterno, con la ayuda de un consejo ad hoc y una secretaría ejecutiva compuesta por cuatro profesionales. RSU se asocia, particularmente, a tres dimensiones de la responsabilidad social universitaria: comunidades, sostenibilidad y género. Vale la pena no pasar por alto el que, quizás, sea uno los programas más emblemáticos de la Universidad de Santiago, a nivel nacional, y que se gesta bajo los principios RSU. Se trata del Propedéutico que, inserto en la lógica del Bachillerato, permite el ingreso a la universidad a estudiantes con talento académico y buen rendimiento escolar, provenientes de establecimientos educacionales con un alto índice de vulnerabilidad escolar. Estos estudiantes son invitados por la universidad, durante la enseñanza media, a fortalecer sus aprendizajes en lenguaje, pensamiento matemático y gestión personal, con el objetivo de reducir la brecha con la quemuchos de ellos parten, en cuanto a capital cultural y formación en actitudes y hábitos de estudio, imprescindibles para avanzar con éxito en la vida universitaria. Para apoyar a estos alumnos y otros estudiantes vulnerables, la institución creó, además, el Programa de Acceso Inclusivo, Equidad y Permanencia (PAIEP), cuyo objetivo es reducir la deserción universitaria, brindando apoyo académico, en diversas modalidades, tutorías, talleres psicoeducativos y servicios de orientación, entre otros. Orígenes del enfoque AS en la Usach La metodología del Aprendizaje y Servicio (AS) no es nueva. Goza de una larga tradición de varias décadas, aunque antaño tenía otras denominaciones y su aplicación comprometía casi exclusivamente el ámbito escolar. Según este modelo -que subyace a la Investigación Acción, al Aprender Haciendo, a la Educación Popular y a otras pedagogías- el aprendizaje efectivo es una construcción dialogada del educando con su educador y pares, a través de la intervención, transformación y apropiación de su entorno físico y sociocultural. Esta metodología está de vuelta y con renovada energía en el ámbito de la educación universitaria. Muchos profesores que han logrado en sus estudiantes resultados de aprendizaje en entornos reales de aplicación, han usado -a veces sin saberlo- algunos de sus principios. Su actual denominación como Aprendizaje Servicio se rastrea en la literatura especializada desde los años ‘90 del siglo XX (Eyler y Giles, 1999; Markus, Howard y King, 1993), cuando comenzaron a vincularse desempeños de aprendizaje, educación en valores y práctica en comunidades concretas. En el Aprendizaje Servicio (AS) están presentes tres componentes: servicio solidario, articulación intencionada con contenidos de aprendizaje y protagonismo juvenil. Este enfoque metodológico se identifica con el desarrollo de aprendizajes que los estudiantes logran aplicando las materias de estudio, inspirados en el cultivo o la restauración de valores públicos inexistentes o vulnerados, en una comunidad concreta, a través de la realización de servicios que atiendan sus necesidades. No se trata solo de poner en contacto a los jóvenes con la realidad a través de meras prácticas solidarias. El AS es una situación educativa, está asociado a un aprendizaje sistemático en el que se aplican los contenidos curriculares de un programa académico. El hecho de que toda educación genuina se produzca a través de la experiencia no significa, necesariamente, que toda experiencia genuina sea igualmente educativa. En la Universidad de Santiago, las primeras acciones curriculares sistemáticas inspiradas en los principios

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