Memoria de la Universidad de Chile 2012-2013

Universidad de Chile - Pág. 201 Esta estandarización, precisa, la observa dominada por for- matos rígidos que presionan a la academia a medir a todas las disciplinas bajo un mismo mecanismo e indicadores de evaluación. Por otro lado, continúa el aca- démico, “hay buena docencia que se basa en investigacio- nes, pero también hay buena docencia que se basa en acti- vidades mentales”. En ambas, precisa el profesor Garretón, “puede haber una docencia pésima y extremadamente aburrida”, advierte para enfa- tizar que no es recomendable homogeneizar la forma en que se proyecte el ejercicio, control y evaluación de la docencia. “A mi juicio, los estudiantes deben pasar por experiencias docentes absolutamente dis- tintas y que los cursos no pue- den tener los mismos forma- tos ni las mismas duraciones y exigencias”, comenta el aca- démico, quien por ello mismo cuestiona que la evaluación sea siempre de 1 a 7. “¿Qué diferencia hay entre un 6,5 y un 6,0, salvo que haga sola- mente preguntas que puedan medirse cuantitativamente? Pienso que cada tipo de cur- so debe tener una forma de evaluación distinta y que ellas debieran ser Aprobado, Exce- lencia o Reprobado, es decir que impidan promedios que estimulan la pura competen- cia entre los estudiantes. Es muy curioso para mí que ellos no cuestionen el sistema de calificación impuesto (…) Hay una tendencia a estandari- zar todo bajo un solo patrón que enfatiza los componentes cuantitativos, economicistas y de competencias”, opina el Premio Nacional de Huma- nidades y Ciencias Sociales. “Jamás he entendido esta obsesión por lo que se llama formación de competencias, establecimiento de objetivos generales y específicos y eli- minando la expresión de las ideas sustantivas que inspiran un curso, reemplazándolas por definiciones abstractas de prácticas y por declaracio- nes formales de objetivos”. Su preocupación es que se exacerba la reforma de los currículums exclusivamente basado en competencias, un concepto que –insiste– es extrapolado de disciplinas economicistas. Por su parte, ejemplifica, le gustaría consi- derar opciones más innova- doras como “incluir durante la carrera la realización de un servicio social obligatorio, acompañado de un curso”, pero nuevamente le preo- cupa que caiga la propuesta bajo el yugo de la identifica- ción de las competencias. Por otro lado, continúa el aca- démico, “hay buena docencia que se basa en investigacio- nes, pero también hay buena docencia que se basa en otro tipo de actividades o formas de reflexión”. La insistencia que toda docencia debe ba- sarse en investigación es ridí- cula. Dicho de otra manera, enfatiza el profesor Garretón, hay que evitar homogeneizar la forma en que se organiza el ejercicio de la docencia. Frente a esta tendencia mun- dial, donde las disciplinas de las humanidades, las ciencias sociales, de las comunicacio- nes y de la creación artística tratan de ser incorporadas a los indicadores de evaluación internacionales para clasificar el prestigio de las institucio- nes, el académico valora el trabajo que viene realizando el Consejo de Evaluación de la Universidad de Chile, que busca salirse de los indicado- res internacionales, que paí- ses como Francia han recha- zado, para evaluar el trabajo de investigación y docencia. De lo que se trata, sostiene Manuel Antonio Garretón, es que la docencia ayude al ob- jetivo de formar seres huma- nos y ciudadanos integrales, capaces de continuar su de- sarrollo a lo largo de su vida. Y eso obliga a poner todas las tecnologías al servicio de este objetivo. “La Universidad tiene un papel importante en esa parte de la formación, pero no tiene el monopolio. La institución ayuda en el de- sarrollo integral que incluye la preocupación por la sociedad, asumir el rol ciudadano con derechos, con participación, que entiende y comprende lo que ocurre en su sociedad, en América Latina y en el mun- do. Todo es eso es lo que se tiene que formar en la Univer- sidad, pero siento que en la actualidad hay un énfasis en exigirles a los profesores una serie de formalidades que le impiden cumplir su misión. Y eso porque, para volver a lo dicho más arriba, no se ha reflexionado en serio sobre lo que es la función docente en el nuevo tipo de sociedad en que vivimos”. En esta lógica de la formación de un ciudadano íntegro, el profesor Garretón subraya la urgencia de recuperar la edu- cación cívica en la etapa esco- lar. Y también en la educación superior bajo fórmulas creati- vas. “Este es uno de los gran- des triunfos de la dictadura. Se trató de que los ciudada- nos sean súbditos que se con- trolan y luego estimularlos a que se dediquen a consumir. Al extremo que la visión que se tiene del ciudadano hoy es la de un consumidor. Lo que se llama el empoderamiento ciudadano todavía no alcan- za el empoderamiento que tienen hoy los medios. Ellos manipulan a los ciudadanos y los convierten en consumi- dores”. No hay formación de ciudadanos si se les concibe como dueños de competen- cias y no como sujetos de su formación, de su propio desti- no y del país. Y esto no puede lograrse con los actuales for- matos de la universidad de los rankings. Con esta reflexión, el académico insiste en su idea de la urgencia de flexibi- lizar los métodos de docencia, respetar las particularidades de cada disciplina y así esti- mular el pensamiento para que todas y todos alcancen una comprensión del mundo y puedan discernir si están en la sociedad que quieren o es- tán siendo manipulados por los sistemas.

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