Para que nadie quede atrás: A la memoria de nuestras(os) compañeras(os) y maestras(os)

Para que nadie quede atrás 29 Myriam Sáa Contreras ¡QUÉ LINDA ERA LA NEGRITA! Por María Verónica Martínez Rogers Myriam Saá Contreras era hermosa por dentro y buenamoza y graciosa por fuera. Y muy inteligente, vital, valiente, luchadora y de gran fortaleza. Una mujer excepcional, alegre y sabia, de sim- patía desbordante, cálida y acogedora, con una solidaridad a toda prueba. Optimista, fue una apasionada amante de la vida, su fa- milia, la justicia, la democracia, las comunicaciones, la amistad y también el baile. Desde la pubertad destacaron sus dotes de lideresa, primero como presidenta del Centro de Alumnas del Liceo 8, donde estudió, y luego como dirigenta en la Escuela de Periodismo de la Universi- dad de Chile, a la que ingresó con solo 16 años, en los albores de los 60. Durante la dictadura colaboró sin desmayos por recuperar la libertad de expresión y el Colegio de Periodistas, participan- do en la organización de encuentros y preparación de docu- mentos para seminarios que con tal objetivo realizaban los co- municadores. Mientras que desde su lugar de trabajo oficial, el cooperativismo, dio vida y dirigió proyectos que buscaban, Myriam Sáa, 31 de enero de 2010 mediante la utilización de diversos medios de comunicación, mantener la esperanza en los golpeados campesinos e indíge- nas de nuestro país, aplastados por la contrarreforma agraria. Abogando por la importancia de trabajar unidos, cuando el go- bierno autoritario predicaba la atomización y el individualismo de su modelo neoliberal. Jefa de los periodistas de la Izquierda Cristiana Al mismo tiempo, Myriam luchó por la vida cuando en Chile ha- cerlo era ponerse en riesgo, frente a los fusiles y la barbarie. Como jefa de los periodistas de la Izquierda Cristiana, la “Negrita” asu- mió sin dudar su misión como tarea cotidiana, venciendo el temor y la inseguridad, pero convencida que así cumplía su deber de mu- jer, de madre, de compañera. Y demócrata cabal. Con su proverbial responsabilidad y la entrega, con las que actuó en todos los ámbitos de su vida, cumplió también esta tarea clan- destina que abrazó, con valentía, sin estridencias ni protagonismos. Día a día arriesgándose, pero repartiendo alegría, amor, esperanzas y confianza en una luz al final del camino.

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