América Latina: ¿clase media de las naciones?

Debemos, aSImIsmo, tener capaódad de percibir el deSarrollo irre. sistible escondido -en el lento suceder, comprender la extrema tensión escondida tras la apariencia de inmovilida<l de nuestras sociedades, en. tender que en nuestro continente Jo totalmente nuevo va nacien<lo ya en la monótona repetición de los hechos cotidianos. Debemos mira'r con sentido de conjunto comprendien<lo que el destino de América no será diseñado por los que han sido propietarios del pasado, por los vicarios <le empresas transnacionales, por el acuer. do o el desacuer<lo <le generales o por una institución internacional. Será el pro<lucto de un inmenso y misterioso esfuerzo intelectual, Ue– vado a cabo por miles, millones de personas en un tr-abajo masivo de reinterpretación, examen y testimonio realizado en libertad, <londe ésta se <la, o en la oscuridad o en el exilio. Sugiero, en fin, tender una mirada liberada de la tiranía de orto. doxias y tabúes, remanentes de visiones ajenas al continente, tolerante de la div,ersidad y hospitalaria de las ideas que delatan las tensiones reales y los conflictos existentes en la vida de nuestra América. AMERICA LATINA: ENCUENTRO DE CULTURAS El hombre -americano es el producto de un encuentro único en la histori:a humana por la diversida<l de las culturas que concur'úeron, por 10 profundo y lo abrupto de ese encuentro. El europeo penetró en las civilizaciones indígenas y en este encuentro ambos cambiaron para crear un hecho nuevo, en el cual se inserta a<lemás pooerosamente el africano. Se originó así una cultura distinta que ha creado un siste. ma de significados, de normas, de opiniones, con las cuaLes diseñamos nuestras acciones e interpretamos las de otros. De él no nos podemos desprender como quien se cambia vestiduras cuando cambia la moda. Con él vivimos y en él se producen los irresistibles cambios que deben moldear nuestro destino. Porque ese sistema de normas, -opiniones y formas de comportamiento constituye sólo la punta del iceberg que es nuestra cultma y bajo esa punta, escondido por un mar de hechos pequeños de ,a,contecimientos diarios, existe un sistema de valores pro. fundamente enraizado, herencia de aquel encuentro que aún no agota su creación, entre el indígena, el europeo y el africano. Se suele olvidar el hecho indígena pero vale la pena recordar la famosa carota que escribiera Colón a Jos Reyes Católicos que tuvo una influencia decisiva en la concienda europea con alcances que aún rue– dan en la evolución de las ideas. Colón describe allí que ha llegado a una tierra donde hay unos hombres que no son como los europeos, que viven pacíficamente, que no tienen armas, que no tienen propie. dad privada, que se aman entre sí y que son felices. Es la primera 37

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