América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

98 burocrática con el apoyo de las élites políticas y económicas del país. Se trataba, fundamentalmente, del proyecto de inserción autonomista, cuyas premisas orienta– doras priorizaban una actuación independiente y activa en el sistema internacional. A partir de la segunda mitad de los años ochenta, la conti~uidad de este pro– yecto fue seriamente comprometida por transformaciones externas que afectaron su base de sustento y legitimidad. En el primer caso se inscriben el reordenamiento político del sistema interna– cional a partir del fin de la guerra fría y la profundización del proceso de globali– zación del sistema mundial; en el segundo, el agotamiento del modelo de creci– miento interno basado en una lógica sustitutiva y el tortuoso proceso de consoli– dación de la democracia brasileña. De la misma forma en que se generaron expectativas en el plano interno respec– to a que Brasil pondría en marcha un veloz proceso de modernización y superación de los obstáculos creados por el viejo orden económico, se creó la idea de que el gobierno electo a fines de 1989 modificaría rápidamente el perfil internacional del país. Para ello se establecieron prioridades que, en su conjunto, pretendían alcan– zar tres metas: actualizar la agenda internacional del país de acuerdo con las nue– vas cuestiones y el nuevo momento internacional, construir una agenda internacio– nal con Estados Unidos y desperfilar el carácter tercermundista de Brasil. Para cada meta había un tema prioritario que daría el tono del cambio perfecto. Respecto a la primera meta destacaba la decisión de abandonar una postura sobre el tema ambiental; en la segunda, alcanzar una negociación rápida en el tema de la legislación de propiedad intelectual; yen la tercera, elaborar un dis– curso que interpretara el fin de la guerra fría como una fuente de oportunidades y no de profundización de la división Norte-Sur. Se debe también mencionar la intención del nuevo gobierno de alterar su postura respecto al desenvolvimiento de tecnologías sensibles. Esto significaba, en el plano internacional, ser más flexi– ble frente a los regímenes de no proliferación; y, en el ámbito interno, restringir la participación de los militares en la conducción de la política nuclear. De hecho, el cambio en el área de la tecnología dual encerraba los tres propósitos mencio– nados anteriormente. En concreto, se tomaron iniciativas relevantes que procuraron material izar el conjunto de nuevas posturas brasileñas (Lafer, 1993). Entre ellas destacan el prota– gonismo de Brasil en la organización y conducción diplomática de la Eco 92 (Con– ferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, junio de 1992);

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