América Latina en el mundo: Anuario de Políticas Externas Latinoamericanas y del Caribe :1993-1996

51 la guerra fría, llegó a ser el único aliado militarmente útil y confiable de la Unión Soviética. Esos soldados que lucharon en las sabanas de Angola o en los desiertos de Etiopía no fueron checos, polacos, mongoles o búlgaros, sino cubanos. A diferencia de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en Vietnam y de las de la Unión Soviética en Afganistán, Cuba logró vencer en las tres guerras en las que participó en suelo africano: Angola 1975-1976, Etiopía 1977-1978 y, nuevamente, Angola 1987-1988. Cuba retuvo no menos de 30.000 soldados en tierras africanas cada año, desde 1975 hasta 1989. Respecto a las poblaciones de Cuba y Estados Unidos, la presencia militar cubana en África durante tanto tiempo fue superior a la norteamericana en Vietnam durante el año clave (1968) de esa guerra. Cuba tuvo programas ininterrumpidos de «cooperación)) -asistencia civil, con presencia física de cubanos en los territorios de diversos países- en: Argel ia, Ango– la, Benin, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Congo, Guinea Ecuatorial, Etiopía, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Libia, Madagascar, Mali, Mozambique, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Seychelles, Tanzania, Uganda, Zaire, Zambia, Zimbabue, Afganistán, Iraq, Kampuchea, Kuwait, Laos, Sri Lanka, Yemen del Sur, Siria, Viet– nam, Bolivia, República Dominicana, Guyana, Nicaragua, Panamá y Perú. También envió soldados a luchar junto a Argelia contra Marruecos en 1963 y tropas al Congo, Guinea, Guinea-Bissau, Yemen del Sur, Nicaragua, Benin, Mo– zambique, Angola, Etiopía y Granada 2 • En diversos momentos, apoyó movimientos revolucionarios en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Zaire, Namibia, África del Sur, Antiguo Sáhara Es– pañol, Argel ia, Palesti na, Laos, Cambodia y Vietnam del Sur. Pocos países del mundo han logrado tal presencia en algún momento de su historia, y prácticamente todos ellos han sido las grandes potencias del sistema internacional. El papel de Cuba, comportándose como si fuera una superpoten– cia, fue por tanto sorprendente, inusitado, casi increíble en el sentido estricto de la palabra. Hollywood no pudo haber inventado algo más fantástico. EL DERRUMBE DE LA POLíTICA EXTERIOR REVOLUCIONARIA Ese mundo alucinante ya llegó a su fin. Y fue alucinante no sólo por su des– lumbre, sino, también, porque, a fondo, carecía de suficiente realismo. Si bien el

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=