Joaquin Toesca arquitecto y maestro

JOAQUIN TOESCA EN LA REALIDAD DE CHI.LE Al término de la Colonia, se produjo en Chile uno de los períodos de mayor significación en la historia de la arquitectura nacional. Corresponde a uno de los primeros movimientos de arqui– tectura erudita, que alcanzó en la ejecución de sus obras una enver– gadura hasta entonces desconocida. No significa esto que anterior– mente no se haya producido ningún movimiento artístico de impor– tancia o que toda la arquitectura precedente careció de los proyec– tistas y ejecutantes que conocieran suficientemente las normas que establecían los estilos históricos correspondientes en cada caso. Bastaría citar, a manera de ejemplo, el florecimiento artístico que generó la instalación, a mediados del siglo XVIII, de un grupo de artífices europeos en la residencia jesuita de Calera de Tango, en las inmediaciones de Santiago: estos hermanos coadjutores, en su mayoría de origen bávaro, constituyeron una auténtica escuela en la que se formaron varias generaciones de artesanos chilenos, cuya obra enriqueció todo un periodo de la arquitectura colonial. O bien, cabría recordar la estampa de la iglesia de Santa María de Achao, tan distante geográficamente de todo centro cultural, y sin embargo, un estudio previo a su restauración, efectuado en la Universidad de Chile, ha revelado que el autor de la obra dominaba las normas de composición que definen a la arquitectura como un arte mayor. (3) No obstante, la etapa de la arquitectura chilena que se ini– cia en 1780 con la llegada de Joaquín Toesca a la Capitanía Gene– ral, adquiere características diferentes: por primera vez un arreba– tador impulso vital sacudía el letargo colonial y transformaba arro– lladoramente el paisaje urbano de la capital del Reino. La extraordinaria personalidad del arquitecto no era extraña a tal suceso. Joaquín Toesca poseía una sólida formación profesional cuando llegó a Chile. Había realizado sus estudios en Roma, su ciudad natal; allí también pasó a integrar, luego, el (3) En el Instituto de Historia de la Arquitectura, en el año 1963, el Pro– fesor Guillermo Ulriksen dibujó los planos correspondientes a un completo le– vantamiento de la iglesia de Achao; de ese trabajo pudo desprenderse que la composición de planta y de fachadas se regía por trazados armónicos, cuya aplicación supone, sin duda, la existencia de un nivel de conocimientos superiores. 10

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